TWO MILLION HOMES FOR MEXICO, Livia Corona |
Twitter e Instagram: @MBetanzos
Livia Corona, fotógrafa mexicana radicada en Nueva York, documentó el resultado de una de las políticas de vivienda más ambiciosas emprendida hace veinte años por Fox, un presidente que imaginó y logró construir en su sexenio millones de “hogares”, por medio de una serie de reformas que dieron pie a las Políticas Nacionales de Desarrollo Urbano y Habitacional, con las cuales posicionó a México como el poseedor del volumen más alto en América Latina de transacciones de titularización respaldadas por hipotecas. Su meta mayúscula fue proporcionar 750,000 “soluciones habitacionales” en 2006. En términos cuantitativos fue un éxito rotundo, en lo cualitativo un desastre absoluto, un retrato de una voracidad insultante.
Brian van der Brug / Los Angeles Times |
Todos los logros en esa materia que puedan presumirse a nombre del mandatario o del gremio, fueron en realidad un gran problema heredado -que se extendió hasta el fin del sexenio de Felipe Calderón- en el ámbito de la justicia social, en el impacto urbano, las condiciones económicas y hasta en lo ecológico. El suceso -desde su origen hasta su continuidad-, fue muy bien documentado por Richard Marosi en “La debacle de la vivienda en México” (https://lat.ms/2zCzDvt) donde señala que, “al menos 20 millones de personas, una sexta parte de la población de México, abandonaron las ciudades, barrios marginales y ranchos por la promesa de una vida mejor”. Obtuvieron todo lo contrario.
Alta densidad, Jorge Taboada |
Pero no solo eso, Marosi también señala cómo “los trabajadores de las fábricas, los propietarios de pequeñas empresas, los jubilados y los funcionarios públicos que compraron las casas (esas casas) se quedaron atrapados con préstamos complejos que exigían pagos hipotecarios que aumentaban incluso a medida que sus vecindarios se deterioraban, convirtiéndose en barrios marginales”. Pagarían una vivienda diminuta, en condiciones de aislamiento y segregación, todo ello mientras observaban cómo sus nuevos vecinos se iban, la consecuencia: 5 millones de viviendas abandonadas en 2013, según BBVA Research.
Still de El hogar al revés, Itzel Martínez del Cañizo |
Las razones de tremendo fracaso son múltiples. Desde fallas estructurales en la edificación hasta problemas por los créditos hipotecarios que resultaron impagables, asentamientos realizados en zonas de alto riesgo ambiental, mala –o nula- planificación, falta de servicios básicos, así como el incremento de la inseguridad; de las condiciones de habitabilidad ni hablamos, los vivienderos hicieron lo que quisieron entre la nube espesa de la corrupción y la impunidad, así de siempre.
TWO MILLION HOMES FOR MEXICO, Livia Corona |
Jorge Taboada e Itzel Martínez del Cañizo registraron realidades similares; Jorge a través de la fotografía con su proyecto “Alta Densidad” (https://bit.ly/2So4LFI) e Itzel a través de un largometraje denominado “El hogar al revés” (https://bit.ly/2SlVqhG), ambos casos ilustran contundentemente la realidad que no fue la excepción sino la norma, lo indignante de los hechos, no de las palabras. Lo que se hizo con el amparo gremial o al menos bajo su indiferencia.
Terrazo, Pablo López Luz |
En ese proceso, los intermediarios –esos que sí señaló el presidente en su declaración-, grandes empresas se hicieron millonarias a costa del sueño de los justos. Las carencias fueron la normalidad y la precariedad lo cotidiano: la rotunda negación de la relación entre lugar y persona. El paisaje siempre fue cruel: la desolación de aquellos que viendo el rostro de desesperación del vecino más cercano reconocían en él su propia sentencia.
Los ofendidos se han indignado porque están aterrorizados ante la imagen de un país que será (auto)construido con un código estético negado, porque se le hará a un lado al arquitecto que domina la técnica, la estética y la ética (quizá otras ciencias ocultas adicionales); porque se abrirá el paso a la libre determinación del uso de sus créditos, pero sobre todo porque no habrá intermediarios, esos que fueron los únicos ganadores de una política de vivienda basada en la colocación de créditos. Si todo lo anterior fuera entendido y después la declaración hecha, bien contextualizada, sin mutilaciones, quizá las rabietas gremiales no se enredarían torpemente en la exigencia de mantener un papel que sienten perdido; se enfocarían, probablemente, en reflexionar sobre el papel qué ha jugado el arquitecto en los últimos años y su verdadera relevancia en el tema ante las necesidades actuales. Quizá de inicio habría espacio para dejar la arrogancia y poner en duda esa cualidad que se le atribuye a la arquitectura como un instrumento civilizatorio infalible, hecho, pensado y controlado por arquitectos.
*Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo de arquitectura y profesor de cátedra en la escuela de Arquitectura, Arte y Diseño del Tecnológico de Monterrey, Campus Santa Fe y Estado de México. Becario FONCA 2012-2013, socio director de FUNDAMENTAL, taller de arquitectura, paisaje y urbanismo.
De manera sencilla y simple: coincido con usted.
ResponderEliminarNo hay mucho por añadir, desde mi corta experiencia, lo viví con quien 'apoyó' a mi familia hace años con un trámite del infonavit. Sólo le sacaron dinero a mi familia.
Faltan todavía enunciar otros villanos mas en la formula que ha incomodado a mucha gente, porque estos desarrollos no se hicieron de manera unilateral y siempre habrá buenos, malos y villanos en la vida humana, la cura es como todo hacer una buena purgar con buenas practicas (normas y leyes claras para todos para que no finjan demencia) para poder hacer una cadena virtuosa de valor, poner candados porque el que obtenga el crédito es porque se lo ha ganado por ley pero hay que ser obra en serio y para eso se requiere siempre al mejor experto en la materia no el primo de un amigo del compadre...
ResponderEliminarel problema es aún mas grande,,la mayor parte de los arquitectos son seguidores del Movimiento Moderno de la arquitectura que invento uan solución lejos de los patrones económios, sociales y culturales de los sectores populares. viviendas para familias nucleares no dieron posibilidades a las familias extenssa tipicas, se cortaron las redes sociales espaciales que esto grupos requieren, Desgracidamente los imaginarios sociales, opinión pública, funcionarios y técnicos, así como la enseñanza de las escuelas de arquitectura la vendieron como la solución y se conviertieron en problema.
ResponderEliminarCoincido al 1000 porciento con usted colega. Es verdaderamente humillante estarse curando en salud y tratando de demostrar algo que está más que claro, no se trataba de denostar la profesión, pero cada quien entiende lo que le conviene...
ResponderEliminarMuy buen aporte al debate. Habra que hacer una reflexión profunda y autocrítica a la ética de los arquitectos, urbanistas, paisajistas, que desde las escuelas o en su desempeño profesional, son fácil presa y se engolosinan de las prácticas de corrupción que su otra moral condena.
ResponderEliminarEl mercado y la precariedad laboral es lo que empuja a los arquitectos y otros profesionales a trabajar para contadores que no les importa que vendan casas, jabones, o cualquier otro producto; lo suyo es hacer dinero. Y si le agregamos una política de gobierno que implicaba impulsar la construcción de casas sin fijarse en el proyecto y su ubicación en el contexto urbano, era lógico. Para mí esas empresas (Geo, ARA, etc.) demostraron ser colocadoras de crédito y no constructoras de casas. Esos negocios terminaron quebrando porque dependían de las buenas intenciones del gobierno para exprimir los ahorros para vivienda de loa trabajadores. Falta de ética, empatía y humanismo eran el talante de casi todos los proyectos, que reflejaban el voraz e indiscriminado apetito del capitalismo y el mercado sobre la precariedad y sueños de gente honesta buscando mejores oportunidades. Complicidad de empresarios y gobernantes, de todos los niveles, sin escrúpulos.
ResponderEliminarGracias a todos por leerme y por abrir el debate, aceptar la responsabilidad que tenemos como arquitectos pero sobre todo como ciudadanos. Lo que comentas Gustavo es indudable, desde ahí andamos mal en muchas cosas. Y por otro lado, la separación entre la esfera profesional y la dimensión ética nos impacta de formas muy claras que nos negamos a aceptar.
ResponderEliminarGracias a todos, mucha salud.
Me quitó la palabra el comentario de Premysl. Coincido enteramente con sus observaciones. El fenómeno de la vivienda popular es monstruoso en la CDMX y en las ciudades medias de la República. Y ya tiene muchos sexenios. Los proyectistas y desarrolladores nunca toman en cuenta el daño al sitio natural y al medio ambiental.
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