Indudablemente una de las mejores obras arquitectónicas de carácter deportivo que se ha construido en los últimos años es el Estadio de Béisbol Alfredo Harp Helú. La obra proyectada por FGP Atelier (Francisco González Pulido) y Taller ADG (Alonso de Garay) ha concluido en fechas recientes lo que fue la primera temporada para el equipo local, los Diablos Rojos del México. Su aterrizaje en el corazón de la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca, retrasado por varios años, al final tuvo sus frutos: una afición entregada en absoluto a un equipo seguido por tradición y la consolidación de muchos otros públicos ante este deporte históricamente relegado en nuestro país.
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| Rafael Gamo |
El estadio es quizá una de las más ambiciosas proezas constructivas que el empresario imaginó y ha coronado. Con una inversión superada de 3,000 millones de pesos, la obra ofrece más de 20,000 asientos (11,500 de ellos a cubierto), locales comerciales para alimentos y bebidas, salones VIP, tienda de souvenirs, terrazas, salón de la fama, y una serie de servicios e instalaciones de primer nivel enmarcados por una cancha de pasto sintético, perfectamente iluminada y un equipamiento a toda prueba.
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Pocas voces se opusieron a la celebración. Sin embargo, muchas venían reiterando cada vez con más fuerza un cuestionamiento que sigue siendo una de las zonas más oscuras de la obra, el quitar(le) 83,285 metros cuadrados al conjunto en su carácter público y permitir una construcción como esta concesionándola por 30 años bajo la figura del Permiso Administrativo Temporal Revocable (PATR), despojando para ello de su carácter de Área de Valor Ambiental con Categoría de Bosque Urbano que desde 2006 tenía el conjunto y que fue modificado en 2014 por decreto firmado por Miguel Ángel Mancera, para construir en él, todo lo que el proyecto integra hoy en día.
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Si bien es cierto que de la arquitectura poco puede señalarse como desatino, en ese rubro, el acceso y una plaza pública que no se consolida como tal, acusan la ajustada integración de esta pieza al conjunto de la Ciudad Deportiva. Opositora al proyecto y a la decisión de su predecesor, Claudia Sheinbaum ha manifestado que construir la obra en ese sitio es uno de los mayores errores avalados por la administración anterior y secretarías como la SEDUVI y del Medio Ambiente, quienes otorgaron el cambio de uso de suelo y desestimaron los reclamos por la tala de árboles que demandaba erigir la obra.
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El reclamo de lo anterior no es menor y se suma a ello el hecho de que, además de asegurar que la concesión pueda tener vigencia hasta el año 2045, la realidad es que la ciudad está maniatada ante tal situación porque en caso de querer cambiar los términos del Permiso Administrativo Temporal Revocable (PATR) tendría que cubrir una millonaria indemnización para recuperar el terreno y sus instalaciones. Cabe la pregunta, ¿detrás de tan majestuosa obra se consolidó nuevamente otro negocio privado a costa del espacio público de esos que vimos coronar (y fracasar) exitosamente bajo la dirección de Miguel Ángel Mancera como Jefe de Gobierno? Habrá que ver con el paso del tiempo los secretos que la operación de esta obra revela porque mientras la voz de la afición no puede más que agradecer este nuevo escenario, la ciudad quizá no tenga la misma oportunidad.
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| Rafael Gamo |
*Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y profesor de cátedra en el Tecnológico de Monterrey Campus Santa Fe y CENTRO. Becario FONCA 2012-213, integrante de FUNDAMENTAL, taller de arquitectura, paisaje y urbanismo.
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