Daniel Innerarity
Por Marcos Betanzos @MBetanzos
Boca del Río, Veracruz se hizo de un icono arquitectónico que ha enriquecido y sobre todo visibilizado su amplia agenda cultural. El Foro Boca de Rojkind Arquitectos se ha convertido rápidamente en el referente de la ciudad a pocos meses de haberse concluido. En el sentimiento colectivo de sus habitantes esta obra se ha instalado positivamente unificando la imagen de un futuro deseable que pueda resignificar este territorio que parece sentenciado a la zozobra continua.
Por muchos aspectos que develan prejuicios y otros que se sustentan en la obra que acompaña la trayectoria del despacho, Foro Boca nació con un escepticismo total del resultado por venir, se podría esperar cualquier cosa, un nuevo destello arquitectónico o sus juegos de artificio, la acrobacia innecesaria. Sin embargo, contrario a ello y renunciando a la inercia o sus presagios, la obra de Michel Rojkind se presenta absolutamente provocativa, audaz y equilibrada a un mismo tiempo, muestra de una madurez inusual en el proyecto mismo, tanto como en sus soluciones programáticas, sus cualidades, despliegues técnicos, su eficacia constructiva y sobre todo la sistematización orquestada de la múltiple colaboración entre especialistas. La obra es por mucho una grata sorpresa.
Michel Rojkind ha coronado una de las obras más relevantes de su carrera y también una de las obras más importantes del estado de Veracruz en años recientes, no es mérito menor posicionar este proyecto entre las obras de mayor impacto nacional. Lo hecho, reúne cualidades que contribuyen al espacio público, a la interacción social de la ciudad, a la resonancia cultural y a la posibilidad de sorpresa en un espacio que ante la ceñida eficacia funcional no renuncia a la oportunidad de impactar visualmente conteniendo con prudencia y excluyendo con precisión lo ornamental. Los lujos a los que ha recurrido Michel Rojkind en este caso son la contemplación del mar; las texturas de la materia; la geometría plegándose y envolviendo la experiencia; lo atemporal por encima de lo efímero, su renuncia a convertir la fachada en un escaparate de moda para volverla un concierto sinfónico al aire libre. Hay más audacia reconocible y menos excentricidades voluntariosas.
Entre la desembocadura del Río Jamapa y el Golfo de México, un edificio hermético fungirá como referente arquitectónico por mucho tiempo, la sede oficial de la Orquesta Filarmónica de Boca del Río está destinada a trascender, no sólo por sus intrépidos aportes formales en el campo de la arquitectura sino por su valor e impacto en la regeneración y activación de la ciudad. En la delgada línea de la permeabilidad social ya comienza a percibirse la penetración del espacio de la ciudad al edificio y viceversa, la capacidad de articular el futuro generando nuevas y benéficas relaciones entre lo público y los límites de la arquitectura teniendo como ruta de navegación la cultura. Este es el caso extraordinario de un arquitecto que renunciando a su imagen precedente se ha reinventado, comprobando su trascendencia en el paisaje del oficio arquitectónico.
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