Por Marco Betanzos @MBetanzos
La iniciativa que encabeza la universidad, viene empujando desde hace años una serie de estrategias para consolidar un Plan Parcial del sector de Las Aguas, mejor conocido como “Plan Parcial de Renovación Urbana del Triángulo de Fenicia”. El fundamento de este trabajo –aprobado en su primera fase con el Decreto 146 del 30 de marzo de 2016- tiene sustento en la acción participativa de los habitantes de este barrio para consolidar una agenda con ejes sustentados en el mejoramiento integral del espacio público, la reserva ambiental, el sector comercial, los equipamientos de uso público, el sector hotelero y las viviendas del barrio.
La gestión de la primera fase –la cual se encuentra en curso- involucra quince predios en los cuales la universidad ha funcionado como interlocutor entre la iniciativa y los habitantes, quienes han sido invitados a formar parte del proyecto involucrando nuevas potencialidades en sus predios, incrementando densidad y garantizando su permanencia, sumándose como socios activos de este plan al intercambiar los metros cuadrados que poseen actualmente por metros cuadrados del territorio renovado.
La misión no es sencilla, este proyecto tiene como meta lograr más de 900 viviendas, 108 de interés social; 400 viviendas de remplazo; 25,000m2 de comercio (en tres escalas distintas); 40,000 m2 de oficinas y hoteles; 3,500m2 de equipamiento público, en pocas palabras, equilibrar y detonar casi 9 hectáreas de las cuales cerca del 35% serán destinadas a espacios públicos.
El papel de la Universidad de los Andes es relevante no sólo como vigía del proceso, y asesor sino con su propio ejemplo al demostrar con claridad la relación que puede consolidarse entre lo público y lo privado, entre lo nuevo y lo viejo, entre la ciudad y sus instituciones desvaneciendo fronteras, haciendo ciudad desde la base social y no desde la implementación de modelos cosméticos.
Dos lecciones quedan, primero: aprender desde ahí, desde lo pequeño que suma mucho para consolidar proyectos urbanos de gran escala y alto impacto. Cosa que en México no sucede ante el hambriento deseo de funcionarios y políticos de anunciar con bombo y platillo la especulación. Y segundo: la deuda pendiente de las instituciones académicas de abrir sus instalaciones a la ciudad que las alberga.
Fenicia cortesía Progresa Fenicia |
Fotografía Marcos Betanzos
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