El titular del gobierno de la ciudad ha declarado que la entidad solo posee entre dos mil millones y 2 mil 500 millones de pesos para destinarlos a obras de infraestructura que mitiguen el problema pero advierte que adicional a esa cantidad se requieren 10,000 millones más para combatir las inundaciones de la capital del país, lo cual –para él- es atribuible al cambio climático. De historia ni hablemos.
Su llamado al gremio que conforma la ingeniería mexicana y al presidente de la república, lo ha emitido en el marco de la ceremonia de entrega del Premio de Ingeniería CDMX 2017, donde aprovechando el momento de reconocimiento al Ingeniero Manuel Salvoch Oncíns ha dejado de lado el mérito profesional del laureado para solicitar recursos, emancipando pasadas rencillas y aludiendo a miras más altas, reiterando que el encono y el enfrentamiento no llevarán a nada. Parece una inteligente postura pero la actitud conciliadora del jefe de gobierno es más parecida a una franca negociación. Las obras parecen ser sólo el pretexto, el premio –aunque merecido- parece un pretexto al ocuparse como escenario para la presión política.
Las lluvias seguirán ocurriendo, queramos o no y las oscilaciones políticas también seguirán su curso. Como consecuencia para una ciudad que no puede negar su pasado lacustre estarán las catástrofes que ya conocemos, los daños materiales y las inundaciones. ¿Qué daños seguiremos padeciendo cíclicamente por las oscilaciones políticas y el vaivén de las voluntades de nuestros gobernantes?
Las obras son el pretexto. Las lluvias atípicas, también.
PD. ¡Felicidades!
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