Canadian Society of Landscape Architects |
Un sitio de excepcional historia, de importancia cultural, ambiental y urbana que, a tres décadas de haber sido declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad hoy se encuentra en medio de la vaguedad de autoridades, desprecio de los ciudadanos y parálisis por su negativa evolución.
Si bien la declaratoria sirvió de mucho para voltear la mirada y comprender su valor, y con ello detonar un ambicioso plan maestro realizado por Mario Schjetnan, concluido en 1991, hoy se encuentra lejos de ser un espacio digno en correspondencia con todo su valor intrínseco. La intervención realizada hace casi dieciséis años fue exitosa, ambiciosa y contundente al procurar la recuperación de la zona chinampera para que, en su conjunto se elevara ese territorio al nivel que merece tener, considerándolo con razones ciertas, el último vestigio de la antigua vida lacustre del valle de México, un gran parque para el Valle de México.
GDU |
Sin embargo, las obras no se mantienen solas, y la conservación de tales
iniciativas no son premisa para agendas políticas y los siempre cambiantes
intereses de funcionarios y gobernantes. Soslayado pero también ninguneado por
ciudadanos que ven en sus canales no menos que una cantina que navega
parsimoniosamente por las aguas de la anarquía, Xochimilco espera una nueva
oportunidad para recuperar no sólo su esplendor sino su dignidad como paisaje
histórico milenario, descripción que no se reduce a una interpretación poética
sino a un compromiso por su preservación para el futuro, un hecho histórico
convertido en deuda, al tratarse de un espacio público, dictaminado con
justicia como patrimonio de la humanidad.
GDU |
En alguna
conversación, el arquitecto Mario Schjetnan, me reiteró su preocupación y sus
razones por las cuales este espacio merece una vez más ser valorado para salir
de ese descuido que le otorga una imagen inmerecida a todas luces injusta. Su
intervención puede tener una segunda fase que, tanto como la primera sea
exitosa si se le añade el compromiso de garantizar –ahora sí- su conservación
liberándola de las arritmias de índole política.
Marcos Betanzos |
Ganador del
Prince of Wales / Green Prize in
Urban Design, en 1996
por Harvard University, el Merit Design Award de la American Society of Landscape
Architects, la Mención de Honor en
la III Bienal de Arquitectura Mexicana, y el Design Award
de 1992, el PEX es el área verde más grande de la ciudad,
después del Bosque de Chapultepec con más de 200 hectáreas de reserva
ecológica, de las cuales 50 son cuerpos de agua y ciénegas donde habitan
temporal o permanentemente diversas especies de animales, en especial aves.
Marcos Betanzos |
¿No merece
todo ello ser dignificado nuevamente para comprender por fin, la importancia de
preservar ese paisaje histórico que forma parte de nuestra herencia cultural?
¿O es que acaso nuestra calidad gubernamental de la mano de la calidad política
no da para que nuestros funcionarios visualicen este fragmento de ciudad como un
sistema complejo con múltiples valores, más allá y por mucho de lo puramente
estético?
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