Por Marcos Betanzos @MBetanzos
Al menos en nuestro país ese parece
ser el paradigma a cuestionar por parte de muchos profesionales involucrados en
el rubro del diseño, la arquitectura, la cultura y las artes, los cuales
sometidos a grandes dosis de frustración han observado cómo sus ideas son
rechazadas constantemente o materializadas por otros agentes, bajo códigos y
vínculos más profesionalizados, con márgenes pequeños o inexistentes para la
improvisación. Cálculos precisos como métodos que acusan que aquellos que
concretan lo que idearon han abandonado su ímpetu
juvenil al actuar y se han convertido en agentes creativos tan eficaces
para llevar una buena idea al punto de convertirse en una plataforma de negocio
exitoso.
El Instituto Mexicano para la
Competitividad (IMCO) indica que, en México cerca de 7% del PIB provino de las
industrias creativas en los últimos 10 años y que éstas han crecido a una tasa
de 0.18% anual, muy por debajo del crecimiento de la economía. En el mismo
sentido pero en el escenario local, el Laboratorio para la Ciudad (LabCDMX) apunta
que, “en 2015, el 12% de todos los
estudiantes de licenciatura de la ciudad estaban inscritos en disciplinas
relacionadas a las artes y las humanidades”, además agrega que en la última
década creció el interés de los estudiantes por cursar las llamadas
“disciplinas creativas” y con él la oferta académica de escuelas y facultades
de diseño, arquitectura, cine, fotografía, etcétera.
Es
decir, dentro de ese universo de matrícula creativa se están formando los
agentes que son y seguirán siendo –así lo señala el LabCDMX- parte del
progresivo crecimiento de la economía de la ciudad y el país.”
Por
ello, surge la necesidad de reducir la distancia entre el querer hacer y el
poder hacer, pasar del formato amateur al profesional al emprender y
desarrollar una idea, el leitmotiv para el programa de
capacitación Saber Creativo que ha concluido en su
primera edición gracias a la colaboración de Maker Library Network (proyecto del British Council), el Abierto Mexicano de Diseño y Centro
en conjunto con el LabCDMX.
Fortalecer el impacto de las
disciplinas creativas a través del intercambio de conocimiento es la apuesta,
ya veremos cómo y para qué madura esta iniciativa que obliga a replantear cómo
las nuevas realidades sociales impactan los escenarios económicos.
Fotografía Marcos
Betanzos
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