En la esquina que forman la calle de
Corregidora e Independencia, Nuevo León, se
encuentran dos placas testificando un suceso histórico que se niegan a quedar
en el olvido.
Por Marcos Betanzos @MBetanzos
Una de ellas, la más antigua indica que en esa casa perteneciente
al siglo XIX, nació el coronel Modesto Arreola en 1837, personaje que participó
en 1862 en la Batalla del 5 de mayo en Puebla defendiendo a México de la
intervención francesa; la Revolución de Ayutla, Guerrero en 1854; la Guerra de
Reforma que se desarrolló entre 1857-1861 y que fuera nombrado en 1864 Mayor de
Órdenes de la plaza Monterrey. La segunda placa, fechada en noviembre 20 de 1995,
además conmemora el jubileo de los 400 años de población en San Pedro Garza
García.
El peso de la historia pasa todo
desapercibo en un barrio donde estas casas se mantienen en pie, algunas en muy
mal estado y otras casi en ruinas porque muy pocas encuentran lugar y función
en la vida actual de la ciudad, teniendo de este modo, una sentencia de muerte
a pesar de su catalogación, la cual casi siempre las hace intocables y muchas
veces imposibles de intervenir.
Sin embargo, dos firmas de arquitectos
(Proyecto Espacio y Código 5) le han otorgado una nueva oportunidad a este sitio
que albergó la Hacienda de San Pedro, considerada patrimonio de la nación.
El lugar -que ya había sido intervenido para
albergar un restaurante- ha sido reactivado respetando sus componentes
originales y habilitado prudentemente por el equipo integrado por los
arquitectos Alejandro Zavala, Mariana Lambretón y Felipe Zavala, quienes se han
dado a la tarea de ser audaces y conservadores al mismo tiempo para poner en
marcha el proyecto gastronómico Corregidora
450.
Con gestos que van del interiorismo hasta la recuperación y evocación de
las fábricas del inmueble, así como una ecléctica disposición arquitectónica
donde materiales, iluminación, programa y transiciones, logran contener la
experiencia de la memoria histórica sin caer en el cliché de la conservación
rigurosa o el acartonamiento de un trabajo metódico, el proyecto se une a la
reactivación de una zona que poco a poco intenta retomar su ritmo normal al
sacudirse la sombra de la violencia y el abandono en el que se inscribió en
años recientes y que no se va del todo. Una bocanada de aire fresco.
Se trata de una apuesta audaz de inversionistas y arquitectos que
logrando un sano equilibrio entre rentabilidad y diseño han convertido en
destino obligado este espacio que bien podría ser uno más de los muchos que
están a punto de ser demolidos o convertidos en ruinas por la inacción y la
indiferencia. Por fortuna la hacienda del coronel -a quien podemos sacar del
anonimato histórico- hoy sigue viva haciendo de la noche un lugar distinto. Así
lo decía Borges: “La inmortalidad está en la memoria de los otros y en la obra
que dejamos...”
Fotografía cortesía de Marcos Betanzos
*Marcos Betanzos (Ciudad de
México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y articulista independiente. Becario
FONCA 2012-213 por su proyecto #BORDOS100 y miembro del Consejo Editorial de la
Revista Domus México, América Central y el Caribe
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