En el número 359
de la revista Obras, publicado en noviembre de 2002, el arquitecto Gerardo
Balcázar Victoria apareció dentro de un grupo denominado “Diez Promesas de la arquitectura”, él tenía 37 años de edad y en
ese momento tuve la oportunidad de acércame a su trabajo, dos años más tarde al
hojear la misma revista me enteré de su muerte. La pérdida fue doble: un arquitecto
comprometido impulsando un cambio de raíz en la forma de proyectar la
arquitectura contemporánea de Puebla, un joven arquitecto con muchas cosas por
hacer.
Esa
justicia elemental que exige la memoria a quienes dejan huella en nuestras
vidas, motivó al arquitecto Sergio Gallardo a involucrarse en un proyecto
personal que tuvo como primer objetivo la realización de su tesis de maestría y
como segundo, concretar una exposición sobre el legado de Balcázar Victoria.
Poco apoyo pero mucho corazón permitió que el par de objetivos establecidos se
convirtiera en realidad.
Sergio
Gallardo, explica que varias razones motivaron la exposición, “sin duda
alguna el valioso archivo propiedad de sus padres quienes generosa y
desinteresadamente me lo facilitaron para el desarrollo de mi tesis. Pero la
más importante fue el gran aprecio que siempre le tuve, no sólo como el
arquitecto con el que mi formación profesional fue clave, sino como el ser
humano que despertó en mí la gran pasión que tengo por la arquitectura”.
Para él, la obra de Gerardo Balcázar “marca un antes y un después en la
arquitectura contemporánea: su presencia tanto en la práctica como en la
docencia abrió el camino para una nueva generación de arquitectos y rompió el
lazo con el tradicionalismo conservador arquitectónico. Por lo tanto su obra es
clave para entender el desarrollo de la arquitectura en Puebla”.
Para aproximarse a esas aportaciones, Gallardo explica que hay dos
etapas en la producción arquitectónica de Gerardo, la primera de 1990-1996
donde destaca el Restaurante Bar Milla-Milán. Una intervención a escala menor
en la que deja ver todas sus intenciones, expresividad arquitectónica, y donde
hace uso de lo que serían un par de elementos constantes en su obra: el tabique
aparente y las dobles alturas. Y la segunda de 1996-2004, donde se da un
parteaguas de su obra al ser el año en el cursa su maestría en Harvard, donde
incursiona en
proyectos urbanos y concursos de mayor escala e importancia a nivel nacional.
Los cuales ante su muerte prematura no pudo seguir desarrollando.
En ambas –afirma- puede revelarse la calidad de su arquitectura, su
pasión por el trabajo y por su profesión (tan escasas en las nuevas
generaciones), revela y muestra las sensibles y humanas herramientas de trabajo
para desarrollar un proyecto: un lápiz y una hoja en blanco. Revela que en
Puebla hay buena arquitectura y buenos arquitectos y que hoy en día toda la
atención sigue estando concentrada en la Ciudad de México”.
La exposición que ha concluido, tuvo la finalidad de difundir su obra y
permitir que muchas generaciones actuales se acerquen a ella ya que en la
mayoría de los casos les es desconocida. Con mucho por hacer, estudiar y
revelar en el trabajo de este arquitecto la promesa de llegar a una tercera
fase con un perfil editorial basado en el estudio, catálogo y análisis de
Sergio Gallardo podría tener un preámbulo que complementaría al merecido
ejercicio de la memoria que hasta el momento ya es digno de mención: llevar
este contenido a más espacios académicos donde se indague en su legado es una
tarea pendiente que tiene rasgos de justicia elemental. ¡Ojalá se vuelva
realidad!
Relación de imágenes:
1
y 2 Casa Balcázar Victoria, 2002
3,4,y
5 Escuela de Ciencias de la salud de la UDLAP, 2004
6 Cartel de la exposición Fotografías cortesía de Sergio Gallardo
*Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y articulista independiente. Becario FONCA 2012-213 por su proyecto #BORDOS100 y miembro del Consejo Editorial de la Revista
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