Un grupo de entusiastas arquitectos –quizá vale la pena reconocernos como ingenuos- intentamos establecer una plataforma donde se definieran ciertas reglas, movimientos y estrategias para el desarrollo y contratación de proyectos para la obra pública
Marcos
Betanzos* @MBetanzos
Hace más de un año, un
grupo de entusiastas arquitectos –quizá vale la pena reconocernos como
ingenuos- intentamos establecer una plataforma donde se definieran ciertas
reglas, movimientos y estrategias para el desarrollo y contratación de
proyectos para la obra pública, esbozamos incluso la inquietud de hacer una
reforma a la ley vigente para reducir la opacidad, alcanzar un nivel de
transparencia mayúsculo en la asignación y manejo de recursos públicos,
erradicar la corrupción y asumir que la rendición de cuentas fuera exigencia
prioritaria para todos los implicados en el proceso mencionado, también reducir
la cantidad de abusos por parte de funcionarios voluntariosos y tiempos
políticos. 1
Esas jornadas se realizaron no sin diferencias,
pasamos diferentes mares: desde quién asumió la postura del linchamiento moral
o ético, hasta quién se aferró a lo estrictamente legal. En ese universo se
defendían causas, amistades, reputaciones y hasta contratos en turno, se ponía
en tela de juicio la falta de rigor y muchos más –la gran mayoría- actuaban
como simples espectadores.
La causa les pareció un mero espectáculo y también pura grilla. Sin embargo, lo que había detrás de la iniciativa era el cruce de un camino largo, tedioso y muy espinoso que pocos recorrerían por voluntad. Antes de ir más lejos dentro de la reforma de ley, Víctor Alcérreca lanzó una invitación al gremio: “¿Y si antes de cambiar el marco jurídico, comenzamos por firmar un manifiesto donde nítidamente cada uno de nosotros se comprometa a no ser parte de proyectos públicos que no nazcan de buenas prácticas democráticas?”
Firmamos 435 arquitectos quienes –con reiterada
ingenuidad- asumimos un compromiso más, quizá con una exigencia más personal que
profesional manifestamos nuestra voluntad de no formar parte de mecanismos
opacos2 Y aunque 435 pudo
parecer un gran número no lo fue para nada, fue una minoría que no llegó a ser
representativa pero que retrató con exactitud nuestra (nula) disposición de
cambiar las cosas desde adentro, es decir llevando la congruencia por delante y
no los pataleos. La iniciativa si no se diluyó al menos se encuentra en estado
de coma, evidenciando que el cambio nos es incómodo y que puede atentar contra
nuestros intereses como arquitectos o sencillamente que es un lío llegar a
desentramar territorios legales que poco conocemos.
Perdimos el tiempo nuevamente porque en ese intento no cambiamos nada. De haber sido productivo hoy no existiría, ni estaría circulando un manifiesto firmado por PRODUCTORA, Frida Escobedo, Rozana Montiel, Módulo 11 y Bandada! Studio, haciendo pública su indignación por un incumplimiento en el desarrollo del “concurso por invitación” para el Anteproyecto Arquitectónico Parque Constituyentes donde acusan por un lado a la Dirección del Bosque de Chapultepec, liderada por la arquitecta Laura Janka, y por otro a Tanya Müller García, titular de Secretaria de Medio Ambiente.
Si no hubiéramos perdido el tiempo,
si los espectadores hubieran formado parte activa de la iniciativa, quizá se
discutiría la controversia en otros términos, no buscando la aprobación y
solidaridad de los colegas, ni acusando de incumplimientos a la palabra, sino
debatiendo a fondo mecanismos ya establecidos dentro de un marco legal y no
sujetos a la interpretación o la buena voluntad de unos y otros. Pero la
realidad es que no lo logramos y revisando el manifiesto mencionado aparece
sólo la firma de Rozana Montiel, nadie más puso su nombre en tal causa. Desde
ahí es entendible que se confunda un acuerdo entre particulares con un concurso
por invitación; desde ahí es lamentable que lo que se manejó de forma privada
hoy salga a la luz exigiendo un debate público, así no. No son las primeras víctimas,
ni serán las últimas, mientras desde adentro se mantenga el engranaje de las
acciones voluntariosas.
Este otro antecedente del cual
también ya escribió Francisco Pardo3 hace oportuno cuestionarnos si las cosas deben cambiar o preferimos seguir
navegando hasta que la tormenta dañe nuestra embarcación. Bien dice Héctor
Aguilar Camín: “las cosas deben de estar a la vista porque si no están a la vista,
están en manos del crimen”.
¿Ahora firmarían los afectados o se
quedarían al margen de asumir una postura ante una iniciativa como la que
encabezamos varios hace tiempo? Parece sencilla la respuesta pero no lo es en
absoluto.
Relación de
Imágenes:
- Tomada de Proyecto Público
- Tomada de Archdaily México
- Tomada de Arquine Blog
- Tomada de Podio
* Marcos Betanzos (Ciudad de México, 1983) es arquitecto, fotógrafo y
articulista independiente. Becario FONCA 2012-213 por su proyecto #BORDOS100 y
miembro del Consejo Editorial de la Revista
Buen artículo y con todo se vuelve a destapar un problema. Aquello que está en coma al menos no salió a la vida como pudo haber pasado, y de alguna manera en el estado de coma existe cierta esperanza para abrir un espacio en el que por supuesto se deberá seguir luchando. Luchar en el desierto es muy desgastante, no se diga con solo unos cientos de firmas. Algunos seguimos en ésto. Las circunstancias pueden explicar algunas acciones, que no justificarlas, y la ingenuidad no necesariamente es una falta. Si recurriendo a mi experiencia me preguntaran que hacer y que no hacer, en tanto el marco legal esté como está, sería, lee con cuidado y mide tus riesgos, incluso pregunta y si las condiciones, ya no digamos que garantizan buenas prácticas, al menos lo básico, declina. También hay que aprender a tomar riesgos. Toño Gallardo
ResponderEliminarMuy cierto Toño, algo importante que cabe preguntar, ¿qué pasaría si hubieran tomado posición desde antes y hubieran medido sus riesgos desde afuera y no ahora, como víctimas de algo que no queda claro si hubo fallas por falta de voluntad, discrecionalidad o simple vacío legal? Es complicado soldarizarse con alguien que no exige que se juege con las reglas parejas hasta que nota que va perdiendo la partida. Ojalá se sumen, nunca es tarde. Y Seguimos dándole Toño, ojalá sean menos estos casos.
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