Crecimiento comprometido
A
mediados de junio del presente año los directores y coordinadores de las
escuelas de arquitectura, artes, comunicación y diseño de la Red de
Universidades Anáhuac estuvimos reunidos durante tres días ininterrumpidos (con
suficiente anticipación y resignación apartamos las fechas para llevar a cabo
esa especie de auto-secuestro en Cuernavaca), iniciando el proceso de
actualización del plan de estudios para el 2016… Evidentemente se trató de la
primera de muchas sesiones de trabajo para hacer una tarea inagotable: re
pensar lo que sucede y lo que debería suceder en las universidades y en sus
escuelas (de arquitectura en nuestro caso) para materializarse o aterrizarse en
planes de estudio actualizados.
Este párrafo introductorio, eslabona de cierta manera una reflexión sostenida con la actividad mencionada en colaboraciones recientes referentes a la ASINEA o al Colegio de Arquitectos, al Proyecto Público o inclusive a los proyectos de vinculación que hacemos estirando los cursos de verano al máximo: ¿qué harán los arquitectos del –en el- futuro? ¿Cuáles deben ser los fundamentos de su perfil profesional? ¿Qué vigencia tiene la arquitectura como práctica profesional? ¿a qué o a quienes esperamos los arquitectos para desarrollarnos profesionalmente? ¿Cómo abrirse paso laboralmente en la velocidad y en la competencia de nuestros días? El crecimiento desbordante de la profesión compromete altamente a su enseñanza sobre todo, independientemente de los contenidos o de la pedagogía, a saber…
Con
ese entusiasmo de inicio de semestre, asistí el pasado lunes por la tarde a la
“cátedra prima” de los doctorados de la misma Universidad (buscando mitigar la
“procrastinación” derivada de la tesis de grado en mi calidad de alumno, y
agradeciendo especialmente la sustanciosa conferencia de la Dra. Pilar
Baptista). Despertaron mi mayor interés un par de conceptos indispensables para
el futuro de la humanidad extraídos del texto Evngelii Gaudium del Papa
Francisco en la ponencia introductoria a cargo del Act. Abraham Cárdenas,
Rector de nuestra Universidad: el primero sobre la necesidad de incluir
socialmente a los pobres (para el arquitecto un campo muy extenso de desarrollo
profesional sin duda: responsabilidad social), y el segundo sobre la
importancia imprescindible del dialogo para lograr la paz, una condición
esencial de la habitabilidad. En este contexto impregnado de cierto optimismo,
ese al que alude Renzo Piano en El País Semanal del pasado domingo como
requisito del arquitecto proyectista, y en un mundo híper-conectado por cientos
de revistas, blogs, portales de arquitectura y redes sociales, aludo por vía de
mientras a un tuitt de Sebastian Gray (@sebastian_gray Arquitecto, profesor,
escritor, ciclista | Presidente Colegio de Arquitectos de Chile @colegioarq |
Director Fundación Iguales @igualeschile), que comprime “peligrosamente bien”
lo que intenté decir arriba: “Ideas para una academia de arquitectura: básicamente
enseñar Historia, Dibujo, Física y Economía por cinco años. Lo demás llega
solo.”…
Bienvenidos y buen semestre queridos profesores y alumnos de nuestra Escuela de Arquitectura.
Jorge Vázquez del Mercado* (Ciudad de México,
1964) Es arquitecto y director de la Escuela de Arquitectura de la
Universidad Anáhuac México Sur, Ciudad de México. Actualmente realiza el
Doctorado en Ingeniería Ambiental en la misma Universidad.
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