“Mario Schjetnan es
uno de los mayores paisajistas de América Latina y el principal representante
de la escuela mexicana, sus creaciones buscan el diálogo entre tradición,
cultura moderna y naturaleza”. Roberto Segre*
Con el pretexto de la presentación del libro Mario
Schjetnan, Entorno Urbano y Paisaje
editado por Arquine, hace unos días se dieron cita un buen número de
arquitectos y urbanistas nacionales en el renovado Museo Rufino Tamayo. Llamó
la atención la capacidad de que este evento lograra reunir a diversas
generaciones para homologar el reconocimiento a la trayectoria de este creador
mexicano y sus aportaciones realizadas en torno al urbanismo y el paisaje.
céntrika
Es sencillo: si algo nos puede decir esta capacidad de
reconocimiento unidireccional es la trayectoria y compromiso que ha desplegado
a través de su oficina Grupo de Diseño Urbano (GDU) desde hace ya varias décadas.
El camino, o al menos el sendero que decidió comenzar con gran visión y férrea
determinación, hoy comienza a darle un reconocimiento gremial tardío o por lo
menos ampliamente postergado. Del merecimiento, no cabe duda.
céntrika
Schjetnan se nutrió siempre de grandes compañeros que
hasta la fecha lo acompañan teniendo hacia él una postura de enriquecimiento
mutuo. Aprendió de Luis Barragán a escuchar a la naturaleza y no dejó de lado
su papel como empresario. No es un arquitecto poético, es sin embargo, un
arquitecto pragmático que llena de poesía sus obras. Éstas que a su vez llenan
de sentido los vacios de la ciudad colapsada y llena de caos.
Él me dijo en alguna ocasión que la maestría le abrió una enorme visión de la arquitectura para entender
que había que verla como parte de la ciudad; “diseñar la ciudad a partir del
paisaje, del diseño urbano y de la arquitectura existente. Son tres cosas que
siempre he querido que vayan juntas”. También me comentó que “en su primera
etapa lo influenciaron básicamente cuatro personas, por un lado Luis Barragán,
en términos de su filosofía, de su visón de la arquitectura como un arte, de la
calidad, la individualidad y del paisaje. Por otro lado, Burle Marx, junto con
Óscar Niemeyer y finalmente Isamu Noguchi”.
Chapultepec
Una pregunta no deja de
aparecer en mi cabeza: ¿A cuántos arquitectos ha influenciado el trabajo de
Mario Schjetnan? No exagera Roberto Segre cuando dice que es el máximo
representante de la escuela mexicana, lo es y a través de él, la disciplina se
ha posicionado en diferentes agendas y contextos. Influencia pura.
Son muchos años de trayectoria y muchos más por venir
acompañados de su implacable carácter y su pasión por diseñar el vacío. Alejado
de modas, de poses y de falsas estrategias mesiánicas, su obra habla por sí
misma, es pública, se encuentra ahí dispuesta a ser habitada, juzgada y transgredida
con cotidianidad. Su sello de autor es el lugar común.
En el diseño del paisaje que realiza el suelo es el
elemento más importante, lo que ahí sucede y lo que éste detona. Sus múltiples
usos, sus clientes, sus facetas, su equipo y su familia. Esa pluralidad que
construye escenarios y territorios que bajo la mano creativa construyen un
simbolismo y también una promesa que a veces parece ser mucho más visible: la
ciudad un día será mucho más amigable con sus habitantes.
Union Point
Union Point
Tecnoparque
Tecnoparque
Fotografías e imágenes: *Cortesía GDU
*Marcos Betanzos, es
arquitecto, fotógrafo y escritor independiente. Becario del Sistema Nacional de
Jóvenes Creadores FONCA 2012-2013 en la disciplina Diseño Arquitectónico.
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